El sueño húmedo del stablishment, por lo menos el argentino, que se expresa claramente a través de las editoriales de clarín y la nazión, y se repite en la mayoría de los medios vinculados a esos grupos, no sólo en la gráfica, sino fundamentalmente en los medios audiovisuales, es que a la salida de la cuarentena, el gobierno y los trabajadores aceptemos condiciones inadmisibles antes de la misma.
La señal que bajan desde gigantes como Techint, pasando por Cotto, las prepagas medicinales como Swiss Medical, la banca privada nacional y la extranjera, las empresas privadas de servicios esenciales como luz y gas, las prestadoras de servicios que a esta altura, ya lo son también, como tv por cable, internet y telefonía móvil (todas cartelizadas en cuanto a las tarifas que cobran), los "mercados" concentrados productores de carne, leche y cereales, en definitiva y sin que se agote ahí la lista, es la de que todo bien con los cuidados por la pandemia, pero ojo con la economía.
En el modo en que ellos la entienden.
No piensan resignar ganancias y en todo caso si hubiera que hacerlo, que las pérdidas la paguen "los negros", que somos mayoría.
Amenazas de despidos, pago parcial de salarios, aprietes a organizaciones gremiales (tanto las combativas, como las colaborativas), sabotaje a algunas actividades esenciales, intentos permanentes de quebrar al frente que llevó al gobierno a Alberto Fernandez y otras, son algunas de las maneras de intentar que el manejo de la crisis, tanto como la salida de la misma, los afecte de la menor manera.
Por ello, más allá de buenas ondas, recitales online, recomendaciones de como pasar la pandemia, programas solidarios, etc, convendría que ocupáramos también el tiempo de cuarentena, en pensar como salir mejor de la crisis, sobre todo para las mayorías que no tienen, ni los mismos intereses, ni las mismas posibilidades que el 5% más privilegiado.
Este artículo de Damián Selci, tira buenas ideas al respecto...
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