Lo
primero que debería caerse en tiempos de la pandemia del COVID 19, serían los
lugares comunes q sostienen el actual y desigual modo de vida en todo el mundo.
El tiempo se detiene y todo lo habitual desaparece.
Mientras buscamos otras formas de lo habitual.
Pero quizás algunos empiecen a cuestionarse ciertos sentidos comunes:
La forma
de salir de la pobreza es la educación, los cambios tecnológicos traerán
aparejado un bienestar general, el teletrabajo nos permitirá disfrutar más de
nuestro hogar, el libre comercio permite incrementar la productividad
industrial y el comercio online eliminará intermediaciones innecesarias. Nada
de esto es cierto, en un mundo donde las finanzas dominan el escenario y aún a
los estados nación.
Uber,
EsclavosYa, la multiplicidad de tareas, la sociedad del conocimiento, la
centralidad de los mercados financieros, la financiarización de la economía
(por cada cosa o servicio que se produce hay 8 veces más dinero ficticio
generado por los bancos), el mundo es un lugar al alcance de todos, lo que hace
que año tras año el turismo se incremente.
En la última década, el crecimiento del turismo ha sidovertiginoso: desde 2009 hasta la fecha, hay un 69% más de turistasinternacionales.
Y
nos invita a un mundo de fantasía.
Con
solo colocarse unos minutos frente a un televisor de 32, 40, 50 o mil pulgadas
en casi todo el mundo, durante la tanda publicitaria, pasarán frente a sus ojos
infinidad de publicidades ofreciendo lo que el 80% de la población no compra ni
consume, pero desearía hacerlo.
Y esto
es global, pero…
Ya
se ha escrito mucho y bien, sobre la capacidad de construcción de subjetividad
del neoliberalismo y lo destructivo de su efecto sobre individuos y sociedades.
Pero
algo se ha roto con la pandemia.
“A saber: la economía de mercado ,el liberalismo político yla vida democrática civil .Estos tres términos ya han sido desanudados por elNeoliberalismo cuyo único interés es la acumulación del Capital por encima decualquier orden político. Es evidente que la fuerza simbólica de los Estadosoccidentales está en declive y la pandemia actual lo ha revelado en toda surealidad.”
El
problema del coronavirus es global y algunas de las soluciones, como la deseada
vacuna que lo impida, también lo son.
Pero
las formas de enfrentar la crisis que sobreviene a la pandemia y se expresa y
se expresará, en una brutal crisis económica, no son iguales en todo el mundo.
El gobierno
que encabeza Alberto Fernández parece haber tomado buenas decisiones en cuanto
a lo sanitario, tratando de evitar que la curva de crecimiento del virus
(contagio) supere a la capacidad del sistema de salud.
En
ese sentido va el cierre de fronteras y la cuarentena general y obligatoria.
Inclusive,
ha tomado algunas medidas económicas de ayuda para los sectores más desprotegidos,
como incremento de emergencia para beneficiarios de AUH, jubilados y empleados
informales o monotributistas.
Todas
serán insuficientes, pero van en buen sentido.
Quizás,
además de lo urgente, y en medio del profundo tedio que provoca una cuarentena
como esta, debamos pensar en cómo volver y a qué “normalidad” queremos volver…
Jorge
Alemán nos tira, algunas pistas:
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