No siempre se cambia para
mejor.
Mientras siga escuchando a
personas que repiten como verdad revelada, las frases de “sentido común” que
incansablemente pronuncian los voceros de la derecha y el antiperonismo (o sea
el 90% del periodismo) en casi todos los medios masivos, desde hace treinta
años, dos meses, la semana pasada o ayer sobre casi todos los temas, me resulta odioso escuchar a quienes intentan relativizar la enorme influencia de tales medios.
No hay procesos irreversibles.
El actual presidente del PJ,
don José Luis Gioja votó favorablemente el presupuesto del actual oficialismo,
a pesar de que el mismo va en sentido contrario, en lo que a asignación de
recursos se refiere en salud, educación, ciencia y técnica, desarrollo social,
etc. con respecto a los presupuestos del gobierno anterior del que formaba
parte. Aún así, los voceros mediáticos que nombraba antes, no se encargan de
destacar tal gesto republicano.
Los cercos legislativos son
porosos.
El único “corralito” que
funcionó alguna vez, fué, el de los bancos.
Los feos, sucios y malos tal
como siempre fuimos presentados, nos estamos comportando como demócratas y
sindicalistas nórdicos, al lado de los supuestos republicanos que eran opositores
hasta hace un año.
A muchos de los que piden
por la paz mundial, no les interesa la igualdad, ni la justicia social. Sin
apostar por las segundas, será imposible lograr la primera.
Cada vez se complica más,
saber de qué se habla, cuando se habla de justicia.
De los tres poderes del
Estado, según la constitución, sin dudas el más oscuro, antidemocrático,
corporativo y corrupto, es el Poder Judicial. Sobre esta verdad, hay que
construir sentido común para intentar cambiarlo en un futuro. Algo
imprescindible, si queremos que todo lo demás funcione.
Es imposible naturalizar que
los dos últimos integrantes designados en la Corte Suprema de Justicia, hayan
sido avalados en el senado, cuando habían aceptado ser nombrados por DNU.
Hasta hace un año, a nadie
se le ocurría andar discutiendo cuanto ganaba un legislador. Algo cambió.
Suponer que a los
funcionarios del actual gobierno, así como a los economistas mediáticos, las
asociaciones empresarias y fundaciones liberales, les importa el nivel de
pobreza de la población, resulta de una ingenuidad rayana en la pelotudez.
(CONTINUARÁ)
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