Ahora
dicen
que
murió Muhammad Alí,
como
él se hizo llamar.
Pero
también fué Cassius Clay,
Cassius,
como
un gladiador romano yanqui,
un
negro atrevido, simpático y divertido,
uno
de mis pocos héroes
en
estos líos.
Dicen
que murió,
pero
no es cierto.
No
mueren nunca,
los
Diegos del boxeo
Como
él y el Ringo.
No
voy a pelear tu guerra!
No
a Vietnam!
Les
dijo,
En
su cara
y en su reino,
a los blancos que lo envidiaron.
Se
bancó que le sacaran el título
y lo mandaran en cana.
Los
espero en el rincón,
y volvió
Ganó,
perdió y se la aguantó.
Y
cuando lo daban por muerto,
volvió
a su origen
en
el Africa.
Y
dio vuelta la historia,
ante
los postergados,
Que
tuvieron su momento de gloria
Al
grito de Alí, bomayé! (Alí mataló).
Frente
a un buen tipo como Foreman,
pero
que ocupó el lugar de Tío Tom
ante
50.000 zaireños…
Capaz
que es cierto,
que
ya no dés entrevistas,
ni
temblequees tu parkinson
frente
a las cámaras.
Y
Que ya van quedando pocos.
Dylan,
Cohen, Maradona…
Y
no muchos más,
pero
no es cierto.
Siempre
voy a estar
despertándome
esa mañana
y preguntarle a mi viejo:
¿Cómo
salió Cassius Clay?
Y
si me dijo que perdió,
no
me acuerdo…
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