por CLEMENTE GOMEZ G.
Hasta hace unos meses, existía un lugar común, en los ámbitos políticos,
culturales y periodísticos, afines al kirchnerismo (a los que muchísimos
pertenecemos, aún en nuestra diversidad de matices, proveniencias e historia
compartida, aún a los empujones), y también a regañadientes lo reconocían los
periodistas e intelectuales orgánicos del antikirchnerismo, a veces muy a su pesar:
Cristina Fernandez de Kirchner, como conductora y líder del espacio,
marcaba la agenda política de la Argentina, desde el gobierno nacional.
Segundo canje con los acreedores externos, Estatización de las AFJP,
Asignación Universal por Hijo, Ley de Medios, Incorporación al Sistema
Previsional de más de 2.500.000 argentinos, Matrimonio Igualitario,
Recuperación de YPF, Ley Nacional de Hidrocarburos, Renacionalización de
Aerolíneas Argentinas, Plan Conectar Igualdad ( y sus más de 4.500.000 netbooks
distribuidas), Plan Procrear, Plan Progresar, ARSAT I y II, y una larga lista
de iniciativas con amplio consenso en nuestra sociedad. Pero…
LOS LÍMITES DEL PRESIDENCIALISMO (aún con mayoría parlamentaria)
Resulta obvio decirlo, pero me parece justo remarcarlo, ejerciendo la
Presidencia de la Nación, gobernando, en un país como el nuestro donde el
presidencialismo cuenta con bastante poder, claro que relativo a lo
institucional, porque como todos sabemos, aquí, allá y en todas partes, las
corporaciones económicas, financieras, industriales y en nuestro país agrarias
fundamentalmente, ejercen un poder de facto que limita, y de qué modo! a ese
“lugar” de poder al que se llega por los votos.
Nestor y Cristina, supieron además conseguir mayorías legislativas,
también por el voto democrático y popular, con la excepción escueta del período
2009-2011, donde los opositores lograron una mayoría circunstancial en
diputados, formando el ya famoso y olvidado rápidamente (por suerte para ellos)
grupo Ah.
Aún, con esa legitimidad de elección y ejercicio, y a pesar de una
clara voluntad de mejorar el Poder Judicial, aún limitando su propia capacidad
de elección de los integrantes de la desprestigiada Corte Suprema de Justicia,
sufrieron la reacción de la corporación judicial, aún de los por ellos propuestos
para mejorarla y conducirla. Y ahí, encontró este proyecto político de cambio,
de búsqueda de una sociedad más justa e igualitaria, dentro de los límites del
capitalismo autóctono y globalizado, el límite:
Ley de Medios, Sociedad Rural, Papel Prensa, juzgamiento de
responsables cíviles y cómplices de la Dictadura del 76 al 83, responsabilidad
política y económica de los responsables del megacanje, el corralito, la
represión del 2001, con sus más de 36 muertes, pesificación asimétrica,
transferencia salvaje de ingresos y favores a los grupos económicos mediante la
misma, sistemática y para nada inocente lentitud en muchísimas jurisdicciones
de avance de los juicios de lesa humanidad contra represores y torturadores de
la dictadura antes citada, responsabilidad de variados banqueros y funcionarios
en “blanqueo de capitales” y fuga de divisas durante los períodos del menemismo
y la Alianza, impunidad de los cómplices civiles y de fuerzas de seguridad,
además de encubrimiento de los atentados a la Embajada de Israel y la DAIA,
incluídas algunas de las autoridades de la comunidad judía como Rubén Beraja,
la vergonzosa y patética actuación del fiscal Nisman, y una larga lista de
causas más, donde el PODER JUDICIAL, ha actuado como impedidor y limitador de avanzar
hacia una sociedad más Justa, Libre y Soberana.
SIN MEDIOS (o con escasa o errónea estrategia de Medios)
Y por si fuera poco, el kirchnerismo, supo ganarse la enemistad de
quienes desde la mayor parte de los medios masivos de comunicación, los escritos,
los radiales y televisivos, suelen constituir la “agenda” de lo que se lee, se
escucha, se ve y se discute en la Argentina.
Tanto en el ámbito de la Capital, como en la mayoría de las “capitales”
urbanas de provincias argentinas.
Tratar de construir un supuesto contrapoder bancando a grupos como el
de Sergio Spolzky y Matías Garfunkel, llamado 23, o un puñado de programas
producidos por la productora PPT de los hermanos Gvirtz y sus programas insignias como 6,7,8 en la TV
Pública, TVR y Duro de Domar en Canal 9, así como en los últimos tiempos la
señal de cable CN23 y C5N adquirido por un empresario vinculado al kirchnerismo
como Cristóbal Lopez, resultaron además de insuficientes en la disputa del
esquivo rating, sobre todo teniendo en cuenta el unicato que en tal sentido
ejerce una consultora privada como lo es la brasileña IBOPE, un drenaje de
recursos no siempre correspondidos.
Algunos periodistas con prestigio y autonomía (económica) como Victor
Hugo Morales o Dady Brieva, así como una larga lista de no tan conocidos o
desconocidos profesionales, con absoluta dignidad mantuvieron una actitud tanto
crítica como de acompañamiento a las políticas del Kirchnerismo, a pesar de los
mandatos de una larga historia académica y empírica, de la obligación de
guardar una supuesta neutralidad e independencia periodística. Muchas veces
funcional, más a los intereses de los propietarios de los medios, que de los
supuestos beneficiarios de tal postura profesional.
LA FELICIDAD DEL PUEBLO Y LA GRANDEZA DE LA NACION
Resulta evidente, que a pesar de errores tácticos, como el del INDEC, y
cierta soberbia dirigencial, tanto en el discurso como en las formas, los
últimos doce años constituyen a juzgar por los indicadores económicos, sociales
y culturales, los de mayor inclusión y búsqueda de igualdad de condiciones y
oportunidades para el el grueso de la población Argentina. Amén de haber
aportado, en un proceso colectivo, a la construcción de organismos
supranacionales como el MERCOSUR, la UNASUR y la CELAC, los mejores esfuerzos y
resultados, en la integración y cooperación de los países latinoamericanos.
La mejora en los índices de distribución de la riqueza, medidos tanto
por el índice de GINI, como los indicadores que indicaron una baja sustancial
en la pobreza, indigencia, así como mejoras en el acceso a la prevención con el
Plan Nacional de Vacunación que incluye hoy 19 vacunas obligatorias, tanto como
una asignación de más del 6% del PBI a la educación, resultan innegables. Aún
tomando estadísticas internacionales.
Asimismo, se mantuvo una línea inquebrantable, en la defensa de los
intereses nacionales, tanto en lo económico como territorial, como es el caso
Malvinas, así como en las negociaciones con los llamados Fondos Buitre.
Pero bueno, aún así, se puede perder…
¿CóMO MEDIR EL TAMAÑO DE UNA DERROTA?
Aunque aparezca como contradictorio, si bien los resultados
electorales, suelen estar vinculados al proceso previo, medido tanto por la
gestión y los resultados de la misma, en términos de bienestar ecónomico y
social, como por la forma en que es mostrado o “comunicado”, y en esto como es
fácil ver, los medios juegan un papel fundamental, y gozan de una autonomía con
respecto a los gobiernos inversamente proporcional a la sujeción que tienen a
los intereses corporativos ecónomico-financieros.
Resulta de ello, que aún buenas gestiones puedan aparecer como
deficitarias o no deseables, aún a pesar de lo fáctico.
Pero aunque no fuera así, los procesos electorales y en particular los
últimos meses, y sobre todo las últimas semanas antes del comicio, cobran
cierta autonomía y constituyen un “momento en sí”, que por momentos excede
tanto a los actores en pugna como al marco previo.
De allí, que las “estrategias electorales”, la elección de los
candidatos, y la conducción de la campaña, cobran una importancia decisiva.
No hace falta decirlo, pero es de rigor, que la “construcción” del
candidato, la estrategia y la conducción de la campaña del PRO, resultaron
superiores a las del FPV y su candidato Daniel Scioli.
El estupor causado por la derrota, y cierta histeria de algunos
sectores dirigenciales del PJ, intentando aprovechar rápidamente la situación
para, pases de factura mediante, posicionarse como alternativa a Cristina
Fernandez de Kirchner y su entorno de conducción, cedió rápidamente frente a la
“blitzkrieg” del macrismo que sin trepidar pasó a gobernar a “decretazos”,
manteniendo cerrado el congreso nacional, ámbito donde se encuentra en minoría,
aún a pesar de contar con la anuencia del Frente Renovador y otros bloques
menores como el frenteprogresismo santafesino.
La devaluación (anunciada), la designación de dos jueces “en comisión”
para la Corte Suprema de Justicia, la disolución de organismos autónomos
creados por ley como la AFSCA y la AFTIC, la ola de despidos con fuerte tufillo
a persecución ideológica, sumada a la imagen de debilidad de las organizaciones
sindicales que deberían defender a esos trabajadores, la modificación de la
distribución de la coparticipación en perjuicio de las provincias y sin
consensuar con las mismas, y otra larga lista de medidas antipopulares, han
dejado poco margen para buscar diferenciarse, o mostrar un estilo de oposición
funcional al macrismo, como en su momento insinuó el gobernador de Salta, Juan
Manuel Urtubey.
De modo, que el espanto, los ha unido nuevamente y por el momento les
resultará difícil no asumir la conducción del tándem Cristina-Scioli, mal que
les pese a algunos.
Así las cosas, y para finalizar (por ahora), volvemos al principio para
remarcar, que hoy la agenda política, económica, social y cultural, la marca el
actual presidente y en menor medida algunos pocos de sus funcionarios. Que el
grueso de los medios masivos (y los no tanto también) han alineado sus líneas
editoriales con la ola amarilla y que los mismos encuestadores que fallaron
casi unánimemente en las predicciones para el 25 de octubre, le otorgan índices
de adhesión o popularidad por encima del 51 % obtenido en el balotaje del 22 de
noviembre (quién quiera creer que crea…), esta aparente unanimidad,
probablemente comience a resquebrajarse a partir de marzo, cuando reabra el
congreso y comiencen el grueso de las paritarias, a las que el gobierno
nacional pretende imponer un techo del 25%.
Veremos a partir de allí, como sigue este entrevero.
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