Las hay fijas y móviles, de cine, analógicas y digitales, de TV, de seguridad, slow motion, steadycam, webcams, las de drones y las más numerosas: de celular.
Capturan imágenes todo el tiempo hasta en el lugar más impensado, generando algunas fantasías, que se demuestran erróneas, a poco de andar: que las cámaras dan seguridad y que nos pueden salvar de delitos de todo tipo.
Como sea, cada vez son más y nos hemos acostumbrado a convivir con ellas.
Se mostraron inútiles para evitar los saqueos e incendios en Londres en 2011, la ciudad con mayor cantidad de cámaras de vigilancia en Europa y probablemente el mundo.
Tampoco resultan demasiado efectivas en nuestra ciudad de Rosario, donde los robos, entraderas, homicidios y demás delitos no tienen bajas sensibles a pesar de haberse multiplicado por 20 la cantidad de dispositivos instalados en los últimos 5 años.
En otro plano ya casi ni siquiera son necesarios los antiguos papparazzi, hay tanto fisgón vocacional con celular y 12 megapixeles que la privacidad se ha transformado en algo del pasado.
LA REVOLUCIÓN NO FUE TELEVISADA
(pero las matanzas de "terroristas" fueron tomadas por las cámaras)
Las matanzas de supuestos jefes terroristas en Medio Oriente, mediante drones militares, que por supuesto cuentan con poderosas lentes y dispositivos de filmación, son monitoreadas desde una central de seguridad en los EEUU, por el presidente o su ministro de defensa.
Asímismo, desde los 80, nos fueron acostumbrando a naturalizar las crudas imágenes de misiles "cumpliendo su misión", claro que sin audio por cuestiones técnicas obvias.
Se hizo corriente después, la emisión o circulación mediante redes de espantosas imágenes de bombardeos sobre los países que destruyeron las fuerzas "regulares" e irregulares, como Yemen, Siria, Libia, después de la primavera árabe.
VOS ME FILMÁS, YO TE VIOLO, TORTURO O MATO
(o todas esas cosas juntas)
Las espantosas imágenes (de particulares) que circulan sobre la represión de las fuerzas de seguridad, tras el golpe de estado en Bolivia, provocan zozobra por la impunidad con que se ejecutan.
La revuelta popular en Chile, contra un stablishment político-financiero y sus políticas de hambre, ajuste perpetuo y exclusión, han mostrado un costado aún más cruel de este tiempo donde "las imágenes" dominan nuestros modos de "ver lo que pasa"
Albertina Martínez Burgos (foto arriba) fue asesinada la semana pasada a golpes y puñaladas en su departamente en Santiago de Chile después de haber registrado con su cámara gran cantidad de fotos y videos mostrando a las claras, la violencia sin límites de los carabineros y los milicos chilenos, como en el video que mostramos abajo.
Pues bien, para que las cámaras y las imágenes sirvan como prueba algún día, hará falta un nuevo orden democrático, no solo en Chile o Bolivia...
