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jueves, 16 de marzo de 2017

Los triunviros están en bolas y sin gritar...

Ahora que le pusieron fecha, las dudas y los recelos de los que marcharon el 7 de marzo, y otros tantos millones que no pudieron marchar, por no estar desobligados por un paro, no se disipan, siguen vigentes estas preguntas:

¿Cuantas veces pueden los dirigentes de una central de trabajadores movilizar a cientos de miles de ellos, encuadrados en organizaciones sindicales y a otros tantos ya sin carné porque se quedaron desocupados y por ende están desesperados, así como a otros tantos miles que ni siquiera llegaron a estar afiliados alguna vez a un sindicato, a una movilización en contra de la política económica de un gobierno que ostensiblemente se caga en todos ellos, sin confrontar en serio contra ese gobierno?

Obviamente es una pregunta retórica, porque la respuesta ya fué dada, el mismo 7 de marzo.
Existe una tradición política y cultural, que con buenas intenciones, entre ellas la de evitar hacer antisindicalismo y antipolítica de bobos, trata de evitar las críticas sobre lo que históricamente se ha denominado el movimiento obrero organizado y también más pomposamente, la columna vertebral del peronismo. Suponiendo al peronismo como algo inmanente o permanente a través del tiempo, y desconociendo tanto los encuentros y desencuentros que los dirigentes de la cgt, también fluctuantes a través de los años, han tenido con el movimiento nacional y popular fundado por Perón.

Los partidos políticos están en crisis, desde hace largo rato, en Argentina y en todo el mundo, para muestra basta el botón del triunfo del donal trump, rompiendo no sólo con el stablishment republicano sino también con un bipartidismo insulso que no daba respuestas a los problemas de los norteamericanos, toda vez que el progresismo demócrata estaba cooptado por el neoliberalismo y sus políticas económicas de valorización financiera, aún a pesar de ser responsables de la crisis financiera, económica y política global iniciada en el 2008, que aún no ha terminado.

Con cierta cuota de voluntarismo u oportunismo, algunos actores sociales y políticos, han buscado aliarse a la cgt, argumentando que tal organización sindical escaparía a la crisis de representatividad que se le achaca a la política y a los políticos. El 7 de marzo, esto, quedó en entredicho.

Aunque pueda parecer obvio, no es menor, preguntarse como podría una conducción que tiene entre tres de sus triunviros, a dos representantes del frente renovador de massa, confrontar con un gobierno, toda vez  que los legisladores del frente de massa, el mismo Daer, entre ellos,  han acompañado con su voto el grueso de las leyes que el gobierno del proradicalismo ha impulsado, y se comportan más como rueda de auxilio, que como opositores del macrismo. y además, que su líder, sergio massa, ha acompañado entre otras cosas, al alegre ingeniero a davos, mostrándose como la alternativa que asegura seguir con las polítcas de ajuste y de cambio de un modelo económico que intenta sepultar las mejoras de los últimos años.

En abril de 2016, las cgtes, convocaron a una marcha tan numerosa como la del 7 de marzo, a la que sumaron las CTA, las organizaciones sociales, algunos partidos políticos y muchos ciudadanos de a pie, que la vieron venir. Antes impulsaron a través de los legisladores del FPV y el masssismo una ley antidespidos, que fue aprobada en ambas cámaras y vetada por el alegre ingeniero a cargo de la presidencia de la nación. Y en lugar de responder al veto con medidas de fuerza, fueron a sentarse en supuestas mesas de diálogo y consenso. No una vez, sino varias, y hasta avalaron falsas promesas de no despidos de los empresarios. Para completarla, brindaron con el prescindente para fin de año en Olivos.

Los despidos y la pretensión de fijar un techo indigno para los laburantes de un 18% en paritarias, encuentra hasta ahora una dignísima resistencia por parte de los gremios docentes y otros gremios estatales. A pesar de las amenazas de descuentos de sueldo y de represalias sobre la familia de algunos dirigentes. La conflictividad viene en aumento y no lo pueden tapar ni siquiera los grandes medios aliados del gobierno, aunque buscan a través de muchos de sus alcahuetes periodísticos tergiversar la demanda de los laburantes.

Mientras tanto y en primer o segundo plano, según convenga, los socios judiciales de la restauración liberal conservadora insisten en fraguar causas contra Cristina, sus hijos, y funcionarios del anterior gobierno al ritmo de intentar justificar el desastre económico y social que están provocando.

Pero, cuando la noche es más oscura, se viene el día en tú y en nuestros corazones... 











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